domingo, 13 de septiembre de 2009
VERSION 2009 DE LOS TRADICIONALES FOGONES DE LA CIUDAD DE BERNAL. TODO UN ÉXITO
En la tarde noche del Sábado 12 de Septiembre se realizaron los tradicionales Fogones de Bernal, como punto más importante de los festejos de las Patronales de la localidad en honor a la Virgen Nuestra Señora de la Guardia.
Las celebraciones comenzaron en agosto con distintas actividades culturales y deportivas, y como es una costumbre para todos los bernalenses, el broche de oro de los festejos fueron los 20 fogones que se trabajaron para esta edición.
Los stands estuvieron ubicados sobre las calles Belgrano entre Don Bosco y Lamadrid y Zapiola desde San Martín hasta Luis María Drago. Los fogones comenzaron a las 17 y se extendieron hasta la medianoche.
Los organizadores del evento afirmaron superar la convocatoria del año pasado, en la que se reunieron más de 10 mil fieles con la procesión y la misa y 60 mil personas que pasaron por los fogones.
La Comuna dijo presente en los festejos, y en los mismos realizó concienciación a través del programa Quilmes recicla, a la que se sumarán las campañas de edu-cación sexual y de uso del casco.
La intención principal es implementar medidas para reducir y reciclar el gran volumen de residuos que se producen para que no sean desechados indiscriminadamente. Asimismo, también se difundieron materiales referidos a la educación sexual, la 2º feria de universidades de Solano y de educación vial.
Fuente: DIARIO EL SOL
LA TV, UN MIEMBRO MÁS DE LA FAMILIA. NOTA EDITORIAL DE PAULA CIPRIANI PARA EL DIARIO LA NACION DE ARGENTINA
Sobran estadísticas y análisis que relacionan la televisión y la infancia, echándole al aparato la culpa de casi todos los males. Desde chicos poco creativos y ansiosos hasta obesos. Sin pararme en los extremos, (a qué mamá no le vino bien alguna vez que sus hijos se entretengan un rato con el televisor), creo que controlar la programación y el tiempo de exposición es absolutamente necesario.
Y lo digo justo cuando mi hijo de 3 años está más televisivo que nunca. En mi casa, por herencia de la de mi madre, la TV nunca tuvo un rol protagónico. Recuerdo compartir alguna que otra serie en familia, del estilo de La Mujer Maravilla, El Hombre Nuclear o El auto fantástico y no mucho más. Podía pasar más de un día sin ser encendida y nadie se traumaba.
Los tiempos cambian. Mi hijo, al que sólo le permito mirar el Discovery Kids, no se cansa nunca. Una vez que se enciende, la rutina familiar se entorpece. No quiere comer o quiere hacerlo frente a la TV, lo que significa un almuerzo eterno, justo cuando el tiempo apremia para su partida al jardín. Vestirlo es otro problema y pedirle alguna cosa es como hablarle a un sordo. La realidad es que la televisión lo inmoviliza.
El otro día volviendo de un paseo le pregunté si quería acompañarme a comprar o volver directo a casa con el papá. Su respuesta fue que quería ir a casa a ver la tele porque le enseñaba muchas cosas.
Por su puesto, le pregunté qué cosas y me contestó: “A construir, a ser piratas, a crear arte, a conocer cómo se divierten los insectos…” Y no sé qué más. La suya era una repetición más o menos literal de las promociones que el propio canal hace de la programación.
Le expliqué que en realidad solamente mira lo que otros hacen. Por su puesto, no lo convencí. Y aclaro que rescato de la programación del Discovery Kids el hecho de que no es violento y enuncia constantemente los valores de solidaridad, cooperación, trabajo en equipo, comprensión…
Así y todo, soy de las que piensa que los chicos deben pasar más horas creando sus propios juegos, experimentando cosas y relacionándose con otros (en ocasiones pasan más tiempo con la TV que con los integrantes de su familia). Lo que no significa que no pueda disfrutar nunca de un programa.
Lo dejo a mi hijo ver televisión un rato a la mañana y cuando llego del trabajo, momento en que lo acompaño a ver Franklin o Miss Spider. Entonces charlamos de lo que vemos, me interesa saber cuáles son sus conclusiones, contarle cuando yo opino diferente de lo pasa en la pantalla y ver qué lo hace reír.
Además de las cuestiones educativas y de la modalidad en que cada padre se plantea cómo desea que pasen sus hijos el tiempo libre, se sabe que los chicos son una cadena importantísima del consumo y presas fáciles de todo tipo de publicidad. Sí, desean y necesitan todo lo que las propagandas les venden.
Y no sólo venden juguetes o alimentos que dan fuerza, también venden estilos de vida (estereotipos) que hacen que las nenas estén pendientes de la belleza desde muy temprana edad y que ya desde el jardín de infantes sufran por amores no correspondidos o compitan por el galán de turno.
Algunos contenidos roban infancia. Y la cuestión es mucho más sutil que evitar la pornografía.
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